- El macizo del Fitz Roy (3405 msnm) desde El Pilar
"Argentina era un sueño de niño, de chico urbano.
Desde la lectura de un libro que lo originó,
nombres resonaban en mi cabeza :
Patagonia, Tierra del Fuego, Pampa, gauchos y... Fitz Roy.Este sueño pasó.
Lo viví intensamente, apasionadamente.
Quise compartirlo a través de este sitio.
Me quedan otras fotos, otras historias que contar,
para que al cabo de estos 2 años tome cuerpo la idea de un libro.Queda lo más dificil : convencer a un editor.
Pero no me iré de Argentina sin agradecer
Hélène que me dió todo y que permitió que este sueño se hiciera realidad,
Mercedes que, manejando todo lo quotidiano,
me dió el tiempo de ver todo lo que ví,
de vivir todo lo que viví,
Juan y Ana, que me abrieron las puertas de este mundo maravilloso"
(Vi. De.)
Argentina: sueños e historias
El fabuloso destino de Amado Bonpland
- Alrededor de Paso de Los Libres
Su padre lo había apodado "Bon-Plant"(Buena-Planta) para la pasión que como niño manifestaba ya para las plantas. Se llamaba en realidad Aimé Jacques Alexandre Goujaud (1). Prefirió este diminutivo que lo introdujo en la historia bajo el nombre de Aimé Bonpland.
Cual destino extraño en efecto que lo de este hombre de ciencia que va a cabo de su pasión, atraviesando un tiempo marcado por la caída de las ideas, guiado por un ideal humanisto.Habiendo dejado su ciudad natal, La Rochelle, llega a París en 1791, justo en medio del caos revolucionario. Viene allá para estudiar la medicina y especializarse en la botánica. En 1796, va a Rochefort donde entra en la Escuela Naval de Medicina. Hecho cirujano de 3a clase, regresa en París el año siguiente para perfeccionar su formación.Es en este momento, a través de Antoine Jussieu, que hace el encuentro más importante de su vida, lo que le incitará hacia una vida de aventuras al descubrimiento del Nuevo Mundo : Alexandre Von Humbolt (2), un joven y brillante naturalista Prusiano de 28 años, también apasionado como él. Conjuntos, dejan La Coruña a bordo del buque "Pizarro" y se van al descubrimiento de los Estados Unidos, de México, de Cuba, del Vénézuéla, de Perú y de Colombia. De este viaje que duró 5 años, desde 1799 hasta 1804, traen un herbario de más de 60000 variedades de plantas cuyas más de 6000 son entonces desconocidas en Europa, enriqueciendo así la colección del Jardín de las Plantas en París.Sus proezas llegan a oídos de la Emperatriz Josefina que nombra a Bonpland intendente de la Malmaison a partir de 1805. A su manera, Bonpland participa así a la aventura napoleónica : se ocupa de plantas exóticas del parque de la residencia imperial y tira una obra de esta experiencía.En 1814 se va de nuevo en América del Sur: esta vez en Argentina, por invitación del hombre fuerte del momento, Rivadavia. Desembarca con la intención de crear en Buenos Aires un jardín botánico y un museo de las ciencias naturales, pero el país no está listo. ¡ Que le importa! Bonpland sube al norte del país, en la provincia de Corrientes donde compra tierras para experimentar sus teorías en la agricultura intensiva.Elige la yerba mate. Viendo una amenaza para el monopolio de su país, el dictador de Paraguay, José Gaspar Rodríguez de Francia, le asigna en residencia forzosa para el motivo falaz de espionaje. Lo retendrá preso durante cerca de 10 años a pesar de las intervenciones de Bolívar, de sociedades científicas, de Humbolt mismo. Lejos de resignarse, Bonpland aprovechará de este período para construir una destilería. Liberado en 1831, acabará instalandose definitivamente en la Provincia de Corrientes, a Santa Ana. Aunque solicitado para coloquios o conferencias en Brasil, en Buenos Aires, en París, volverá siempre en su estancia y vivirá sus últimos días cerca de María, la hija de un cacique local y de ambos niños que habrá tenido con ella.
(1) La Rochelle, 28 de agosto de 1773 - Santa Ana, Argentina, 10 de mayo de 1858
(2) De su verdadero nombre, Friedrich Heinrich Alexander, Baron de Humboldt (14 de septiembre de 1769 - 6 de mayo de 1859), sin duda uno de los más grandes, si no el más grande naturalista, etnólogo, geólogo, mineralogista, botánico, geógrafo. Especies animales y vegetales llevan su nombre así como un gran número de lugares: ciudades, montañas, embarcaciones, museos, instituciones diversas (colegios, museos, etc) y cuerpos celestes...
Su padre lo había apodado "Bon-Plant"(Buena-Planta) para la pasión que como niño manifestaba ya para las plantas. Se llamaba en realidad Aimé Jacques Alexandre Goujaud (1). Prefirió este diminutivo que lo introdujo en la historia bajo el nombre de Aimé Bonpland.
Cual destino extraño en efecto que lo de este hombre de ciencia que va a cabo de su pasión, atraviesando un tiempo marcado por la caída de las ideas, guiado por un ideal humanisto.Habiendo dejado su ciudad natal, La Rochelle, llega a París en 1791, justo en medio del caos revolucionario. Viene allá para estudiar la medicina y especializarse en la botánica. En 1796, va a Rochefort donde entra en la Escuela Naval de Medicina. Hecho cirujano de 3a clase, regresa en París el año siguiente para perfeccionar su formación.Es en este momento, a través de Antoine Jussieu, que hace el encuentro más importante de su vida, lo que le incitará hacia una vida de aventuras al descubrimiento del Nuevo Mundo : Alexandre Von Humbolt (2), un joven y brillante naturalista Prusiano de 28 años, también apasionado como él. Conjuntos, dejan La Coruña a bordo del buque "Pizarro" y se van al descubrimiento de los Estados Unidos, de México, de Cuba, del Vénézuéla, de Perú y de Colombia. De este viaje que duró 5 años, desde 1799 hasta 1804, traen un herbario de más de 60000 variedades de plantas cuyas más de 6000 son entonces desconocidas en Europa, enriqueciendo así la colección del Jardín de las Plantas en París.Sus proezas llegan a oídos de la Emperatriz Josefina que nombra a Bonpland intendente de la Malmaison a partir de 1805. A su manera, Bonpland participa así a la aventura napoleónica : se ocupa de plantas exóticas del parque de la residencia imperial y tira una obra de esta experiencía.En 1814 se va de nuevo en América del Sur: esta vez en Argentina, por invitación del hombre fuerte del momento, Rivadavia. Desembarca con la intención de crear en Buenos Aires un jardín botánico y un museo de las ciencias naturales, pero el país no está listo. ¡ Que le importa! Bonpland sube al norte del país, en la provincia de Corrientes donde compra tierras para experimentar sus teorías en la agricultura intensiva.Elige la yerba mate. Viendo una amenaza para el monopolio de su país, el dictador de Paraguay, José Gaspar Rodríguez de Francia, le asigna en residencia forzosa para el motivo falaz de espionaje. Lo retendrá preso durante cerca de 10 años a pesar de las intervenciones de Bolívar, de sociedades científicas, de Humbolt mismo. Lejos de resignarse, Bonpland aprovechará de este período para construir una destilería. Liberado en 1831, acabará instalandose definitivamente en la Provincia de Corrientes, a Santa Ana. Aunque solicitado para coloquios o conferencias en Brasil, en Buenos Aires, en París, volverá siempre en su estancia y vivirá sus últimos días cerca de María, la hija de un cacique local y de ambos niños que habrá tenido con ella.
(1) La Rochelle, 28 de agosto de 1773 - Santa Ana, Argentina, 10 de mayo de 1858
(2) De su verdadero nombre, Friedrich Heinrich Alexander, Baron de Humboldt (14 de septiembre de 1769 - 6 de mayo de 1859), sin duda uno de los más grandes, si no el más grande naturalista, etnólogo, geólogo, mineralogista, botánico, geógrafo. Especies animales y vegetales llevan su nombre así como un gran número de lugares: ciudades, montañas, embarcaciones, museos, instituciones diversas (colegios, museos, etc) y cuerpos celestes...
El sol se levantó sobre Yapeyú
- Sobre la orilla derecha del Rio Uruguay, km 560 de la ruta 14
" Siento el cansancio de la muerte", confiaba San Martín a su hija, Mercedita como le gustaba llamarle. Tenía 72 años. Era en Boulogne-Sur-Mer, en Francia. Se le quedaba pocos tiempos que vivir. Había dejado su país el 10 de febrero de 1824. En 1827 había propuesto de nuevo su ayuda para combatir los brasileños, pero nadie se había dignado responderle.Había querido volver un año más tarde, en 1828. Pero cuando había sabido que su antiguo compañero de armas, Lavalle, había ejecutado sumariamente a Dorrego, se había resignado a dejar definitivamente este continente al cual había dado todo, contrariado por la mediocridad de la clase política de su país.Honorato de los títulos de Generalísimo de Perú, Capitán General de la República de Chile y General de las Provincias Unidas de Río de la Plata, se había cubierto de gloria sobre todos los campos de batalla, al lado de O' Higgins o de Bolívar. Tanto como Napoléon Bonaparte en Europa, se había hecho un ideal romántico.Pero " La gloria es una incomprensión, posiblemente la peor. " Dirá Borges un siglo más tarde.
¿ Cómo entender en efecto que este hombre que todos habrían seguido ciegamente, hubiera sido impedido irse a la cabecera de su esposa moribunda por Rivadavia? ¿ Cómo entender que hubiera estado considerado como un conspirador por ésos mismos que lealmente había servido durante tantos años?" Todo destino, por muy largo y por muy complicado que sea, cuenta en realidad un solo momento: el cuando el hombre sabe de una vez para siempre quien es. " Escribirá también Borges.
¿ En el ocaso de su vida, José de San Martín sabía el grandor de su destino? ¿ Veía de nuevo el sol levantarse sobre la orilla de río y sabía por fin quien había sido?Porque era allí, en Yapeyú (1), que todo había empezado: que había nacido el sueño de un hombre para un continente y para un país.
(1) José Francisco de San Martin (25 de febrero de 1778 - 17 de agosto de 1850) pasó los 3 primeros años de su vida en este pueblo donde su Padre, Juan de San Martín y Gómez, había sido nombrado gobernador del departamento. Era el último de una familia de 5 niños.
" Siento el cansancio de la muerte", confiaba San Martín a su hija, Mercedita como le gustaba llamarle. Tenía 72 años. Era en Boulogne-Sur-Mer, en Francia. Se le quedaba pocos tiempos que vivir. Había dejado su país el 10 de febrero de 1824. En 1827 había propuesto de nuevo su ayuda para combatir los brasileños, pero nadie se había dignado responderle.Había querido volver un año más tarde, en 1828. Pero cuando había sabido que su antiguo compañero de armas, Lavalle, había ejecutado sumariamente a Dorrego, se había resignado a dejar definitivamente este continente al cual había dado todo, contrariado por la mediocridad de la clase política de su país.Honorato de los títulos de Generalísimo de Perú, Capitán General de la República de Chile y General de las Provincias Unidas de Río de la Plata, se había cubierto de gloria sobre todos los campos de batalla, al lado de O' Higgins o de Bolívar. Tanto como Napoléon Bonaparte en Europa, se había hecho un ideal romántico.Pero " La gloria es una incomprensión, posiblemente la peor. " Dirá Borges un siglo más tarde.
¿ Cómo entender en efecto que este hombre que todos habrían seguido ciegamente, hubiera sido impedido irse a la cabecera de su esposa moribunda por Rivadavia? ¿ Cómo entender que hubiera estado considerado como un conspirador por ésos mismos que lealmente había servido durante tantos años?" Todo destino, por muy largo y por muy complicado que sea, cuenta en realidad un solo momento: el cuando el hombre sabe de una vez para siempre quien es. " Escribirá también Borges.
¿ En el ocaso de su vida, José de San Martín sabía el grandor de su destino? ¿ Veía de nuevo el sol levantarse sobre la orilla de río y sabía por fin quien había sido?Porque era allí, en Yapeyú (1), que todo había empezado: que había nacido el sueño de un hombre para un continente y para un país.
(1) José Francisco de San Martin (25 de febrero de 1778 - 17 de agosto de 1850) pasó los 3 primeros años de su vida en este pueblo donde su Padre, Juan de San Martín y Gómez, había sido nombrado gobernador del departamento. Era el último de una familia de 5 niños.
Una calbalgata sobre la orilla del Uruguay
- Sobre las tierras de la estancia Yapeyu, al km 560 de la ruta 14
De memoria de Correntinos, no se recorda que tan hubiera hecho frío tanto tiempo en la provincia.
" ¡ Quince días a lo más! " Afirma el dueño. " Es el tiempo que dura el invierno bajo esta latitud. " Y las temperaturas pasan raramente bajo 15°c... "
Hace ya varias semanas ahora, varios meses mismo, que un viento frío venido de las regiones Antárcticas no sopla solamente sobre la sola Patagonia. ¡ Nevó en Buenos Aires el último 10 de julio, por primera vez desde 1918! La proximidad del río Uruguay, las zonas pantanosas que lo bordean, las lluvias pesadas que no se paran por lo tanto de caer en esta región subtropical, todo concurre a la aparición de bancos de niebla por encima de las hierbas altas del campo.
Esta mañana, en la frescura del alba, a la luz de un sol rasante, mientras que los otros viajeros todavía se reposen del camino largo de la víspera, una jinete quiso acompañar el dueño del estancia en su vuelta de la finca.
Más allá de la tranquera, se hunden en la niebla. Atentos a los pequeños gritos de una fauna que se despierta, atraviesan los bambúes fantasmales. Varias veces ven emerger guayabos a la corteza rojiza, naranjos a los frutos amargos o timbós cuyos indigenos utilizaban la madera para hacer canoas. De regreso, contarán cómo probando acercarse a un philodendron, uno de los caballos se encenagó hasta el pecho y cómo consiguieron extirparlo del cenagal.
Rendidos, felices, están convencidos que no hay mejor para comenzar el día, que un cabalgata sobre la orilla de Uruguay, una mañana de invierno austral...
De memoria de Correntinos, no se recorda que tan hubiera hecho frío tanto tiempo en la provincia.
" ¡ Quince días a lo más! " Afirma el dueño. " Es el tiempo que dura el invierno bajo esta latitud. " Y las temperaturas pasan raramente bajo 15°c... "
Hace ya varias semanas ahora, varios meses mismo, que un viento frío venido de las regiones Antárcticas no sopla solamente sobre la sola Patagonia. ¡ Nevó en Buenos Aires el último 10 de julio, por primera vez desde 1918! La proximidad del río Uruguay, las zonas pantanosas que lo bordean, las lluvias pesadas que no se paran por lo tanto de caer en esta región subtropical, todo concurre a la aparición de bancos de niebla por encima de las hierbas altas del campo.
Esta mañana, en la frescura del alba, a la luz de un sol rasante, mientras que los otros viajeros todavía se reposen del camino largo de la víspera, una jinete quiso acompañar el dueño del estancia en su vuelta de la finca.
Más allá de la tranquera, se hunden en la niebla. Atentos a los pequeños gritos de una fauna que se despierta, atraviesan los bambúes fantasmales. Varias veces ven emerger guayabos a la corteza rojiza, naranjos a los frutos amargos o timbós cuyos indigenos utilizaban la madera para hacer canoas. De regreso, contarán cómo probando acercarse a un philodendron, uno de los caballos se encenagó hasta el pecho y cómo consiguieron extirparlo del cenagal.
Rendidos, felices, están convencidos que no hay mejor para comenzar el día, que un cabalgata sobre la orilla de Uruguay, una mañana de invierno austral...
Nuestra Señora de Buenos Aires...
- Por encima de Palermo Chico, desde la autopista General Paz
"Qué buenos aires son los de este suelo!", exclama, llena de espontaneidad, en este día de febrero de 1536, Sancho del Campo. ¿ Pronunciando esta frase anodina, este marinero de la expedición de Mendoza sospechaba que estaba dando un nombre a lo que serían varios siglos más tarde una de las ciudades más grandes de la tierra?El fortín edificado a toda prisa por los hombres de Mendoza, sobre las orillas del Riachuelo, hecho con casas de adobe y de paja, sería llamado en efecto Nuestra Señora de Buenos Aires.No resistiría a los ataques de los Quérandies, pero cuando en 1580, cerca de cincuenta años más tarde, acompañando a Juan de Garay, otros aventureros vendrían, se acordarían de este nombre, refundarían una ciudad, Trinidad, y un puerto, Santa María de Buenos Aires .
Este origen del nombre de Buenos Aires no tiene la aprobación de todos los historiadores. Algunos la atribuyen a una Virgen de la Cerdeña, nuevo Eole de marineros españoles, al que vientos habían llevado, sanos y salvos, hasta las orillas del "Mar Dulce " (1).
A menos que sea el bueno San Martín de Tours, hecho por sorteo (2) Santo patrón de la ciudad de "Buenos Aires", que hubiera permitido que hombres pudieran alcanzar estas tierras del fin del mundo, para fundar allí una bella ciudad...
(1) Los cartógrafos franceses de la época llamaban este estuario "la rivière plate" (el Río Llano), pero Solis, que fue el primero que lo descubre lo había bautizado el mar dulce.
(2) La anécdota es divertida. Era en efecto de costumbre, en el momento de la fundación de una nueva ciudad, efectuar un sorteo entre los grandes santos de la época para encontrar al protector. Desconocido, el nombre de Santo Martín salió 3 veces sucesivamente del gorro de marinero, y ellos todos vieron allí un signo divino.
"Qué buenos aires son los de este suelo!", exclama, llena de espontaneidad, en este día de febrero de 1536, Sancho del Campo. ¿ Pronunciando esta frase anodina, este marinero de la expedición de Mendoza sospechaba que estaba dando un nombre a lo que serían varios siglos más tarde una de las ciudades más grandes de la tierra?El fortín edificado a toda prisa por los hombres de Mendoza, sobre las orillas del Riachuelo, hecho con casas de adobe y de paja, sería llamado en efecto Nuestra Señora de Buenos Aires.No resistiría a los ataques de los Quérandies, pero cuando en 1580, cerca de cincuenta años más tarde, acompañando a Juan de Garay, otros aventureros vendrían, se acordarían de este nombre, refundarían una ciudad, Trinidad, y un puerto, Santa María de Buenos Aires .
Este origen del nombre de Buenos Aires no tiene la aprobación de todos los historiadores. Algunos la atribuyen a una Virgen de la Cerdeña, nuevo Eole de marineros españoles, al que vientos habían llevado, sanos y salvos, hasta las orillas del "Mar Dulce " (1).
A menos que sea el bueno San Martín de Tours, hecho por sorteo (2) Santo patrón de la ciudad de "Buenos Aires", que hubiera permitido que hombres pudieran alcanzar estas tierras del fin del mundo, para fundar allí una bella ciudad...
(1) Los cartógrafos franceses de la época llamaban este estuario "la rivière plate" (el Río Llano), pero Solis, que fue el primero que lo descubre lo había bautizado el mar dulce.
(2) La anécdota es divertida. Era en efecto de costumbre, en el momento de la fundación de una nueva ciudad, efectuar un sorteo entre los grandes santos de la época para encontrar al protector. Desconocido, el nombre de Santo Martín salió 3 veces sucesivamente del gorro de marinero, y ellos todos vieron allí un signo divino.
Cuando Rivadavia expulsaba los Recoletos
- Basílica Nuestra Señora del Pilar, Junin 1904, Recoleta
Se había dado vuelta la página desde aquel siglo de las Luces que tanto había influenciado a Europa. Ahora sus ideas se preparaban para cruzar el Atlántico.
En estas regiones del fin del mundo, San Martín luchaba en el norte de Argentina, con la idea que la Independencia no podía ser cierta hasta que se liberaran todos los pueblos, peruanos y chilenos sobre todo, del yugo español. La hispanofobia había alcanzado su paroxismo y toda la sociedad porteña se veía fuertemente atraída por la cultura francesa. Esto se reflejaba en la moda, en los entretenimientos, en el teatro, en los salones literarios. La situación política era caótica. Entre 1819 y 1821, el poder cambió de manos muy rápidamente. Ni bien José Rondeau fue nombrado Director Supremo, confió las riendas del Estado a Juan Aguirre López para unirse a la batalla contra los "Caudillos del Litoral" para ser derrotado por estos en Cepeda (1). Miguel Estanislao Soler había sustituido rápidamente a Manuel de Sarratea, establecido por los vencedores, y posteriormente Martín Rodríguez sucedió a Dorrego que había ejercido el interinato.
Rodríguez contó en su Gobierno a un llamado Bernadino Rivadavia (2), partidario del aislacionismo de Buenos Aires y reformador furioso. En 1821, en un país donde quedaba todo por construir, Rivadavia hizo como una de sus extrañas prioridades, la expulsión de los Hermanos Recoletos (3), cerrando el convento donde vivían y la iglesia donde celebraban desde 1732.
Era seguramente más importante suprimir los privilegios de la Iglesia, anular el diezmo, privarle de todo poder social y educativo que de dar a San Martín los medios para construir una gran Nación argentina. Las ideas prevalecían sobre los actos, la Razón sobre lo espiritual: los Recoletos fueron las víctimas.
(1) Batalla que tuvo lugar en los alrededores de la localidad de Cepeda el 1 de febrero de 1820. La victoria de los caudillos del litoral puso fin momentaneamente al poder central de Buenos Aires, y al Gobierno del Director Supremo Rondeau que había sustituido a Pueyrredon menos de un año antes.
(2) Vuelto Presidente de una República sin constitución el 7 de febrero de 1826, iniciará numerosas reformas: creación de los Archivos Nacionales, reorganización de la Justicia, supresión de "cabildos", promulgación de la famosa ley de enfiteusis, instauración del sistema lancastérien en las escuelas.
(3) Orden Franciscano fundado en España durante siglo XV, que se instaló en Francia más tarde : en 1592 en Nevers y en 1608 en París al convento de los Recoletos a lado de la "Gare de l'Est" (hoy Casa de la Arquitectura)
Se había dado vuelta la página desde aquel siglo de las Luces que tanto había influenciado a Europa. Ahora sus ideas se preparaban para cruzar el Atlántico.
En estas regiones del fin del mundo, San Martín luchaba en el norte de Argentina, con la idea que la Independencia no podía ser cierta hasta que se liberaran todos los pueblos, peruanos y chilenos sobre todo, del yugo español. La hispanofobia había alcanzado su paroxismo y toda la sociedad porteña se veía fuertemente atraída por la cultura francesa. Esto se reflejaba en la moda, en los entretenimientos, en el teatro, en los salones literarios. La situación política era caótica. Entre 1819 y 1821, el poder cambió de manos muy rápidamente. Ni bien José Rondeau fue nombrado Director Supremo, confió las riendas del Estado a Juan Aguirre López para unirse a la batalla contra los "Caudillos del Litoral" para ser derrotado por estos en Cepeda (1). Miguel Estanislao Soler había sustituido rápidamente a Manuel de Sarratea, establecido por los vencedores, y posteriormente Martín Rodríguez sucedió a Dorrego que había ejercido el interinato.
Rodríguez contó en su Gobierno a un llamado Bernadino Rivadavia (2), partidario del aislacionismo de Buenos Aires y reformador furioso. En 1821, en un país donde quedaba todo por construir, Rivadavia hizo como una de sus extrañas prioridades, la expulsión de los Hermanos Recoletos (3), cerrando el convento donde vivían y la iglesia donde celebraban desde 1732.
Era seguramente más importante suprimir los privilegios de la Iglesia, anular el diezmo, privarle de todo poder social y educativo que de dar a San Martín los medios para construir una gran Nación argentina. Las ideas prevalecían sobre los actos, la Razón sobre lo espiritual: los Recoletos fueron las víctimas.
(1) Batalla que tuvo lugar en los alrededores de la localidad de Cepeda el 1 de febrero de 1820. La victoria de los caudillos del litoral puso fin momentaneamente al poder central de Buenos Aires, y al Gobierno del Director Supremo Rondeau que había sustituido a Pueyrredon menos de un año antes.
(2) Vuelto Presidente de una República sin constitución el 7 de febrero de 1826, iniciará numerosas reformas: creación de los Archivos Nacionales, reorganización de la Justicia, supresión de "cabildos", promulgación de la famosa ley de enfiteusis, instauración del sistema lancastérien en las escuelas.
(3) Orden Franciscano fundado en España durante siglo XV, que se instaló en Francia más tarde : en 1592 en Nevers y en 1608 en París al convento de los Recoletos a lado de la "Gare de l'Est" (hoy Casa de la Arquitectura)
Etapa : Estancia La Oriental
- Junín, ruta 7, 280 kms al oeste de Buenos Aires
Manuel Dorrego había adquirido estas tierras. No tuvo tiempo de hacer lo que quería con ellas... ¿Víctima del primer golpe de estado militar de la Nación argentina naciente, el 1 de diciembre de 1828, que lo destituiría del cargo de Gobernador de Buenos Aires electo democráticamente un año antes, tenía él, en estos momentos, un pensamiento para su finca? ¿Este hombre, culpable para Lavalle de haber firmado una paz infame con Brasil y haber perdido así la Provincia Oriental (1) al norte de Río de la Plata, soñaba aún con estos campos sin fin y con esta laguna poblada de cisnes?
Desengañado confiaba a su mujer, en una última carta:
"En alguas horas yo seré fusilado aunque nunca comprenderé porqué..."
La historia no lo sabrá nunca tampoco. En el momento en que sus tierras serán puestas a la venta en 1869, después de haber sido embargadas por el Estado 40 años antes, el Presidente Sarmiento, elocuente en su homenaje a Dorrego, exclamará:
"Su muerte es uno de esos eventos fatales que forman parte de la historia dramática de una Nación sin los cuales ellae sería incompleta, fría y absurda."En 1880, Don Justo del Carmen Saavedra, nuevo dueño de la finca, hará construir una casa blanca con postigos verdes y cuartos con y techos de 7 metros de alto. Este "bon vivant", apasionado por los caballos, bautizará su estancia con el nombre de La Oriental (1), tal vez en memoria de este hombre de paz que quería hacer nacer una nueva Nación y que murió por eso.
(1) la "Provincia Oriental" fue el último nombre que llevó Uruguay después de haberse llamado antes "Colonia de Sacramento".
- Gracias : a Estella Ocampo de Torello y a su marido, actuales dueños de la estancia, por su excelente hospitalidad.
www.estancia-laoriental.com
(00 54) 11 4801 4876
Manuel Dorrego había adquirido estas tierras. No tuvo tiempo de hacer lo que quería con ellas... ¿Víctima del primer golpe de estado militar de la Nación argentina naciente, el 1 de diciembre de 1828, que lo destituiría del cargo de Gobernador de Buenos Aires electo democráticamente un año antes, tenía él, en estos momentos, un pensamiento para su finca? ¿Este hombre, culpable para Lavalle de haber firmado una paz infame con Brasil y haber perdido así la Provincia Oriental (1) al norte de Río de la Plata, soñaba aún con estos campos sin fin y con esta laguna poblada de cisnes?
Desengañado confiaba a su mujer, en una última carta:
"En alguas horas yo seré fusilado aunque nunca comprenderé porqué..."
La historia no lo sabrá nunca tampoco. En el momento en que sus tierras serán puestas a la venta en 1869, después de haber sido embargadas por el Estado 40 años antes, el Presidente Sarmiento, elocuente en su homenaje a Dorrego, exclamará:
"Su muerte es uno de esos eventos fatales que forman parte de la historia dramática de una Nación sin los cuales ellae sería incompleta, fría y absurda."En 1880, Don Justo del Carmen Saavedra, nuevo dueño de la finca, hará construir una casa blanca con postigos verdes y cuartos con y techos de 7 metros de alto. Este "bon vivant", apasionado por los caballos, bautizará su estancia con el nombre de La Oriental (1), tal vez en memoria de este hombre de paz que quería hacer nacer una nueva Nación y que murió por eso.
(1) la "Provincia Oriental" fue el último nombre que llevó Uruguay después de haberse llamado antes "Colonia de Sacramento".
- Gracias : a Estella Ocampo de Torello y a su marido, actuales dueños de la estancia, por su excelente hospitalidad.
www.estancia-laoriental.com
(00 54) 11 4801 4876
Por una "milonga", una noche de lluvia...
- Confitería La Ideal, Suipacha 384
Desde principios de la tarde, una lluvia torrencial descarga sobre Buenos Aires. Los taxis amarillos y negros levantan a su paso chorros de agua que el transeúnte intenta evitar bordeando las fachadas.
Al anochecer, sombras se deslizan precipitadamente dentro del edificio deteriorado, al cruce de Corrientes y Suipacha. El lugar deja adivinar su esplendor pasado. En la pérgola, los últimos llegados doblan sus paraguas, bajan su capucha goteante y depositan su abrigo en el vestidor.
Una escalera de mármol conduce al primero. Los tacones chasquean de un peldaño al otro. El tajo de las polleras se abre, revelando, a pesar de la luz pálida prodigada por viejos lustres polvorientos, las piernas de las mujeres torneadas por estiletos exageradamente altos.
Bajo una vidriera que deja pasar la lluvia en algunas partes, parejas se ejercitan al son de un bandonéon tímido. La orquesta no está aún completa. En un murmullo ruidoso, los unos y los otros se encuentran en las mesas que reservaron con anterioridad. Espejos sobre las paredes permiten corregir un maquillaje estudiado y agudizar la sensualidad de las ropas. Cruzaron la ciudad entera. Vienen de todos los barrios : de los más lejos a lo más cerca. Pertenecen en su mayoría a escuelas de milonga, dónde aprenden durante años a perfeccionar cada figura, una tras otra, de un tango que se baila solo para ella, solo para él.
Entonces cuando aparece, saliendo entre dos columnas, una pareja que todos conocen, cada uno se hace a un lado, vuelve a su mesa para admirar el acuerdo perfecto de dos maestros. Los músicos tocan las primeras notas de una partitura de Piazzola, los cuerpos se tensan: hasta la punta de los dedos. Los movimientos se suceden, crispados, apasionados.
La mano no se posa: roza, dejando el espacio a un soplo que se desliza por la espalda hasta las caderas y se evapora. Las miradas huyen y luego se fijan en los ojos del otro.Algunos minutos de entrenga apasionada, solos en el medio de los que los admiran, en medio de los que se preparan a imitarlos...
Desde principios de la tarde, una lluvia torrencial descarga sobre Buenos Aires. Los taxis amarillos y negros levantan a su paso chorros de agua que el transeúnte intenta evitar bordeando las fachadas.
Al anochecer, sombras se deslizan precipitadamente dentro del edificio deteriorado, al cruce de Corrientes y Suipacha. El lugar deja adivinar su esplendor pasado. En la pérgola, los últimos llegados doblan sus paraguas, bajan su capucha goteante y depositan su abrigo en el vestidor.
Una escalera de mármol conduce al primero. Los tacones chasquean de un peldaño al otro. El tajo de las polleras se abre, revelando, a pesar de la luz pálida prodigada por viejos lustres polvorientos, las piernas de las mujeres torneadas por estiletos exageradamente altos.
Bajo una vidriera que deja pasar la lluvia en algunas partes, parejas se ejercitan al son de un bandonéon tímido. La orquesta no está aún completa. En un murmullo ruidoso, los unos y los otros se encuentran en las mesas que reservaron con anterioridad. Espejos sobre las paredes permiten corregir un maquillaje estudiado y agudizar la sensualidad de las ropas. Cruzaron la ciudad entera. Vienen de todos los barrios : de los más lejos a lo más cerca. Pertenecen en su mayoría a escuelas de milonga, dónde aprenden durante años a perfeccionar cada figura, una tras otra, de un tango que se baila solo para ella, solo para él.
Entonces cuando aparece, saliendo entre dos columnas, una pareja que todos conocen, cada uno se hace a un lado, vuelve a su mesa para admirar el acuerdo perfecto de dos maestros. Los músicos tocan las primeras notas de una partitura de Piazzola, los cuerpos se tensan: hasta la punta de los dedos. Los movimientos se suceden, crispados, apasionados.
La mano no se posa: roza, dejando el espacio a un soplo que se desliza por la espalda hasta las caderas y se evapora. Las miradas huyen y luego se fijan en los ojos del otro.Algunos minutos de entrenga apasionada, solos en el medio de los que los admiran, en medio de los que se preparan a imitarlos...
El gaucho de Florencio Molina Campos
- Estancias el Ombu de Areco y la Figura
Su mirada se fija un momento en el cielo. Lee en las nubes y en el vuelo de los caranchos, el tiempo que cambia, el tiempo que pasa...
El viento y el polvo grabaron los rasgos de su cara. El esfuerzo y el dolor esculpieron su silueta. Hace y rehace automáticamente los gestos muchas veces realizados. Coloca el bozal, tiende las cinchas del lomillo, rectifica el chalay para los turistas venidos a la estancia. No los acompañará: sus piernas arqueadas y su cuerpo torcido no quieren más. Melancólico, se acuerda de un tiempo en que podía lanzarse en rodéos para enlazar y yerrar el ganado. No se acuerda del número de criollos fogosos que pudo domar. El recuerdo de los partidos de pato, de las cogoteadas o de las carreras de sortijas, con motivo de las fiestas del pueblo, enciende su cara de una sonrisa nostálgica en el momento en que su mirada cruza la de su hijo. Sus ojos malévolos bajo su chambergo no pueden entonces disimular el orgullo del padre.
Porque sabe que el alma del gaucho no se perpetúa simplemente en los libros de José Hernandez o de Ricardo Guïraldes: que está ante todo en estos niños aún despreocupados, que llevan orgullosamente la boina vasca.
Y que la silueta desgalichada del gaucho solitario sobre su pingo, como la que dibujaba Florencio Molina Campos, seguirá mucho tiempo mas perfilándose sobre el horizonte del gran océano verde....
- Fuentes :
"Guide de l'Argentine" de Graciela Cutuli y Pierre Daumas, ed. La Manufacture (1998)
"Vocabulario y refranero criollo", de Tito Saubidet ed. Letemendia (1943)
Su mirada se fija un momento en el cielo. Lee en las nubes y en el vuelo de los caranchos, el tiempo que cambia, el tiempo que pasa...
El viento y el polvo grabaron los rasgos de su cara. El esfuerzo y el dolor esculpieron su silueta. Hace y rehace automáticamente los gestos muchas veces realizados. Coloca el bozal, tiende las cinchas del lomillo, rectifica el chalay para los turistas venidos a la estancia. No los acompañará: sus piernas arqueadas y su cuerpo torcido no quieren más. Melancólico, se acuerda de un tiempo en que podía lanzarse en rodéos para enlazar y yerrar el ganado. No se acuerda del número de criollos fogosos que pudo domar. El recuerdo de los partidos de pato, de las cogoteadas o de las carreras de sortijas, con motivo de las fiestas del pueblo, enciende su cara de una sonrisa nostálgica en el momento en que su mirada cruza la de su hijo. Sus ojos malévolos bajo su chambergo no pueden entonces disimular el orgullo del padre.
Porque sabe que el alma del gaucho no se perpetúa simplemente en los libros de José Hernandez o de Ricardo Guïraldes: que está ante todo en estos niños aún despreocupados, que llevan orgullosamente la boina vasca.
Y que la silueta desgalichada del gaucho solitario sobre su pingo, como la que dibujaba Florencio Molina Campos, seguirá mucho tiempo mas perfilándose sobre el horizonte del gran océano verde....
- Fuentes :
"Guide de l'Argentine" de Graciela Cutuli y Pierre Daumas, ed. La Manufacture (1998)
"Vocabulario y refranero criollo", de Tito Saubidet ed. Letemendia (1943)
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